En el caso de un esfuerzo de tensión o de compresión, la deformación
puede considerarse como un cambio en la longitud por unidad de longitud. Un
esfuerzo cortante, por otra parte, puede alterar únicamente la forma de un cuerpo
sin cambiar sus dimensiones. Generalmente el esfuerzo cortante se mide en
términos de un desplazamiento angular.
Teniendo como base los conceptos anteriores, podemos definir el límite
elástico como el esfuerzo máximo que puede sufrir un cuerpo sin que la
deformación sea permanente. Por ejemplo si a un cable de acero se le
proporciona un esfuerzo mayor que su límite elástico, esto no significa que el
cable se romperá en ese punto, sino únicamente que el cable de acero no
recuperará su tamaño original. Asimismo, podemos decir que el punto de
cedencia o fluencia es el valor que se alcanza de un esfuerzo, mayor del límite
elástico, al cual el material continúa deformándose sin que haya incremento de la
carga.
El mayor esfuerzo al que se puede someter un cable de acero sin que se
rompa, se le denomina límite de rotura. De acuerdo al experimento de R. Hooke y
los conceptos estudiados de esfuerzo, deformación y límite elástica. La ley de
Hooke establece:
Siempre que no se exceda el límite elástico, una deformación elástica es
directamente proporcional a la magnitud de la fuerza aplicada por unidad de
área (esfuerzo).
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