Antes de 1950, la idea convencional de la distribución de los fluidos en un medio
poroso consistía en suponer la fase mojante fluyendo cercana a la roca y la fase no mo-
jante fluyendo dentro de la fase mojante, pero sin entrar en contacto con la roca3. En
otras palabras, se presumía que las dos fases, mojante y no mojante, fluyen simultánea-
mente en un mismo canal de flujo o abertura porosa. Aunque esta idea condujo a mu-
chos de los desarrollos sobre permeabilidades relativas, fue considerada errónea a par-
tir de 1950, cuando con base en observaciones microscópicas se estableció la teoría de
los canales de flujo2-,M3.
Esta teoría considera que cada fluido que satura una roca se mueve a través de su
propia red de canales de flujo interconectados: el agua se moverá en una red de cana-
les y el petróleo en otra red diferente, como se observa a continuación en la Figu-
ra 3.13.
Los canales varían en diámetro y están limitados por interfases líquido-líquido o
por interfases sólido-líquido. Con un cambio en saturación, la geometría de los canales
de flujo se altera: cuando se aumenta la saturación del fluido no mojante, el número de
canales de flujo de petróleo aumenta y el correspondiente al agua disminuye.
La distribución de los fluidos en un yacimiento no depende solamente de la satu-
ración de cada fase, sino que también depende de la dirección del cambio de satura-
ción. Así tenemos que la inyección de agua en un yacimiento preferencialmente moja-
do por agua es un proceso de imbibición, mientras que la inyección de agua en un yaci-
miento humectado preferencialmente por petróleo es un proceso de drenaje.
En conclusión, a la distribución de los fluidos le afecta, principalmente, la humec-
tabilidad preferencial y la historia del cambio de saturación.
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