La generalización del tiempo óptimo para el inicio de un proyecto de mantenimiento por inyección de gas tiene un sentido práctico limitado por el excesivo número
de variables que se deben considerar, tanto desde el punto de vista económico como
de las características del yacimiento.
Así, por ejemplo, el tiempo óptimo para el inicio de la inyección se relaciona con
el proceso que mejor se adapte a un campo determinado.
En este sentido, la inyección
de agua a bajas presiones quizás deba iniciarse cuando el yacimiento presente una saturación de gas óptima; los yacimientos con bajas permeabilidades probablemente requieran de un proyecto de mantenimiento de presiones inmediato para conservar la
productividad de los pozos; un proceso de desplazamiento por gas inmiscible quizás
sea conveniente cuando la presión haya declinado para que los costos de compresión
sean menores; y, finalmente, los procesos de gas miscible conviene iniciarlos a elevadas presiones para lograr las condiciones más apropiadas.
En campos maduros, el tiempo óptimo ya pasó y en todo caso la pregunta deberá
referirse a cuál es el mejor proceso que ha de utilizarse o, bien, a si el aumento de presión puede ofrecer oportunidades para otros procesos.
En general, no existen métodos para calcular directamente el tiempo óptimo para
el inicio de un proyecto de inyección de fluidos. En su lugar, ese cálculo debe hacerse
luego de un estudio de diferentes estrategias de explotación que considere el inicio en
diferentes etapas del agotamiento y luego del análisis económico correspondiente a fin
de decidir lo más conveniente.
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