Muchos operadores consideran los pozos inyectores como de importancia secundaria y prefieren convertir pozos productores viejos en lugar de perforar pozos inyectores nuevos.
La decisión más conveniente debe pasar por un análisis económico,
pues es necesario considerar aspectos tales como el tamaño y la condición del revestidos la técnica de completación y la localización del fondo del pozo en el yacimiento,
factor muy importante.
La conversión del pozo de productor a inyector puede ser un
factor decisivo en la economía de un proyecto de inyección.
Dependiendo del tipo de fluido de inyección y de su calidad, pueden ocurrir problemas de incompatibilidad y/o precipitación de sólidos que originan reducción de
permeabilidad y disminución de la inyectividad de los fluidos. Los casos de expansión
de arcillas, floculación de asfáltenos y formación de emulsiones son los más frecuentes.
Para identificar estos problemas se utilizan los gráficos de Hall, a partir de los cuales
es posible deducir si los pozos se están comportando normalmente, si existe daño o estimutación, o si el agua se está dirigiendo fuera de la zona de interés, tal
como se observa en la Figura 8.5.
El análisis de los gráficos de
Hall permite realizar cambios en las
prácticas operacionales o la adición
de nuevos pozos.
Dependiendo de sus condiciones mecánicas, se recomienda usar
como inyectores los pozos viejos si
están bien ubicados para el proceso
de invasión y poseen buenas condiciones mecánicas, a fin de minimizar la perforación de pozos nuevos.
En algunos casos, los operadores
prefieren usar pozos productores
malos como inyectores, lo cual no es
conveniente, ya que regularmente
un pozo mal productor es un mal inyector.
En yacimientos fallados es recomendable colocar los pozos inyectores retirados
de la falla y los productores cerca de la misma, para reducir el riesgo de perder la zona
productiva.
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