Cuando un yacimiento tiene un acuífero pequeño, de energía limitada, se recomienda aumentarla por medio de inyección de agua en los flancos. Pero si es grande,
un proceso de inyección sería contraproducente para el yacimiento, puesto que la inyección interna limita la acción del acuífero y se corre el riesgo de obtener recobros
muy poco atractivos. Por eso, antes de considerar un proceso de recuperación secundaria por inyección de agua o gas, es necesario prever que la inyección no contrarreste
los mecanismos naturales de recobro.
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