En yacimientos profundos (> 10.000 pies) puede resultar más económica la inyección de agua que la de gas. Esto se debe a la menor presión de cabezal que se requiere al inyectar agua, por cuanto el peso de la columna de fluidos ayuda a alcanzar
las altas presiones de fondo exigidas en los pozos inyectores.
Así, en un pozo inyector de 10.000 pies de profundidad, una columna hidrostática
de agua ejercería una presión del orden de 4.000 Ipc; en cambio, una similar de gas
sólo ejercería una presión aproximada de 400 Ipc. Sin tener en cuenta las pérdidas irreversibles por fricción, la presión de cabezal requerida por el pozo inyector de agua sería
alrededor de 3.600 Ipc, menor que en el caso de gas.
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