Introducción
El petróleo crudo no tiene habilidad para salir por sí mismo de los poros de la roca
del yacimiento en los cuales se encuentra, más bien sale por el empuje de un fluido
asociado al petróleo como el gas, o por la acumulación de otros fluidos como el agua.
Este proceso, mediante el cual un fluido pasa a ocupar el lugar de otro en un medio poroso, se conoce como desplazamiento. Generalmente los fluidos desplazantes
son el agua y el gas, y el desplazado es el petróleo.
Además del desplazamiento de petróleo por el efecto de un fluido en solución, el
petróleo también puede ser recuperado por un desplazamiento similar al ocasionado
por un pistón. Esto se logra con la aplicación de fuentes de energía, como es el caso de
un yacimiento con empuje por agua o por una capa de gas; en ambos casos ocurre un
desplazamiento inmiscible del petróleo, bien sea por el avance del acuífero o por la expansión del volumen de la capa de gas.
En operaciones de recuperación secundaria cuando se inyecta agua o gas en los
yacimientos de petróleo, también ocurren desplazamientos inmiscibles.
Para que exista el desplazamiento es necesario que el fluido desplazante disponga
de más energía que el desplazado. A medida que se inyecta el primero, se va formando
un frente de separación y se comienzan a distinguir dos zonas en el yacimiento: una no
invadida, donde se va formando un banco de petróleo debido al petróleo que es desplazado hacia adelante. Detrás de ese banco se tiene la zona invadida, formada por el fluido
inyectado (agua o gas) y el petróleo remanente.
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